Un poco de su soñadora


Creo que soy algo obsesiva. Y que tengo costumbres bastantes singulares. No sabría muy bien cómo definirme, extraña seria una palabra muy usada para mí. Tampoco me crearía una palabra solo para definirme, eso sería muy ególatra.
Por eso mismo sólo me queda describir un poco de mis costumbres. Y si tienes el tiempo de pasar por aquí para leerlo, bueno, creo que entenderás.
Supongo que auto llamarme devoradora de libro es mi primer gran paso.

Es bastante…singular mi conducta con los libros. Solo basta verme, ahí sentada en algún lugar solitario pero cómodo, absorta en leer, sin responder a ninguna clase de estimulo externo, centrada en la historia, desplazándome a esa realidad, dejando que mi mente crea que estoy dentro, viendo, participando, sintiendo. Llego a perderme en él. Lo devoro lo más rápido que puedo. O a la rapidez que me plazca.

Ni hablar de cómo elijo los libros que leo, como mi mirada queda hipnotizada por una portada, un lomo o una descripción al reverso, como no puedo dejar de mirarle, como no tomo en cuenta otros libros, como no dejo de pensar en comprármelo, y luego, cuando ya está en mis manos, siento que mis manos tiemblan de la emoción, abro el libro y leo la última página –costumbre mía- emocionada empiezo a leer toda la historia. Y luego ocurre todo lo anterior.

Recuerdo haber dicho que era obsesiva, bueno, también soy muy imaginativa, soñadora y me dejo llevar por mis emociones, ideas y sensaciones. Algunas veces hasta me creo -y no pondría eso si no fuera porque lógicamente es imposible- enamorarme de un personaje, leo lo que le sucede, como lo describen los ojos de otro, lo pienso, me intereso y luego, no puedo dejar de pensar en el por semanas enteras. Me he enamorado de elfos, duendes, magos, campesinos, príncipes, humanos comunes y corrientes, algún que otro demonio, ángeles, bestias, vampiros, hombres-lobos, elfos-lobos, entre otros. Me he dejado llevar por miles de senderos, mundos mágicos me han resguardado y en ellos he sido feliz.

Pero luego viene la peor parte. El final. Se acabó, no hay más libro, no hay más amigos leales, no hay nada más que saber, se terminó ¿entiendes?, te quedaste sin nada. Empiezo a suspirar con constancia, me quedo perdida del mundo –si, nuevamente- miro por la ventana como esperando que los personajes vengan a buscarme y me lleven con ellos. Siento un vacio en estomago, voy de arriba abajo con el libro abrazado al corazón –no, no es una metáfora- por fin me resigno y lo dejo en el lugar que le tenía preparado en una de mis estanterías, suspiro de nuevo y si nadie me está mirando le doy un leve beso en la portada o acaricio su lomo como despidiéndome. Paso dos días con los personajes metidos en mi cabeza y cuando sus recuerdos no son tan fuertes, solo ahí, decido tomar otro libro y leer –en el caso de hacerlo antes siento como si estuviera traicionando al libro- y todo vuelve a comenzar. A veces taro más en olvidar, otras veces menos…A veces me da miedo tomar un libro que se ve extraordinariamente maravillloso, pues el vacio al terminarlo será aún mayor.

Ahora sí que parezco una loca

Pero qué va!, es mi blog, es mi mundo y puedo enseñarme como quiera.

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Y no podriamos despegarnos de las paginas de un libro
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Y vivimos en un mundo de en sueño
Somos berundelinos
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