Nieve y amor



He oído constantemente que el frío hace daño, a mi siempre me pareció un regalo, algo que era digno de admirar y disfrutar, siempre me gusto el frío.
Me gustaba sentir su roce cortante rozar mi piel y colorear mi nariz y mejillas.
Me gustaba la sensación de humedad, las gotas de lluvia atoradas a mis pestañas.

Fue lo más hermoso del mundo encontrar tu esbelta figura vestida de negro en medio de tanta blancura nívea. Y sentir tu calor quebrar el delicioso hechizo de hielo, para llenar mi corazón del calor que hacia falta....
.... Para que aprendiera a amar de verdad

temblor en las piernas

Había estado a punto de desmayarse... o al menos así era en la mente de él. En la realidad misma solo había sido un temblor en sus piernas, una leve oscilación de su falda y un abrazo protector de parte de él.

-Supongo que no has estado empezando ninguna dieta -insinuo-
-Para nada
-¿Entonces? -preguntó preocupado-
-Es que simplemente.... -lo pensó antes de contestar- eres mi debilidad -dijo ella mientras sonreía coquetamente entre sus brazos-
La verdad es que le habían franqueado las piernas al verlo













pero si, si había estado haciendo dietas

Vole en tus brazos



Me impulsé con los pies y rápidamente sentí como el aire rozaba mi cara.
Vi como el cielo se acercaba y se alejaba.
Sentí el murmullo de las hojas de los arboles.
Canté una canción sin letra y bailé al conpas del aire.

Debí haber supuesto tu presencia, pero no lo hice.
Me dejé columpiar como una niña pequeña, hasta que se olvidaron mis problemas. Y luego de clavar los pies en el suelo para detenerme, verte ahí sentado en la banca esperándo a que reaccionara y saltar en tus brazos...

...Sentí que volaba, por unos minutos.

Si solo hubiera pensado, no hubiera pasado lo que pasó

Si no hubiera sido que ese día mantenía toda su cabeza ocupada en otras cosas, seguramente hubiera notado el color de sus labios, que extraordinariamente se mostraban con un leve tono carmesí, más tirado a fresas silvestres, hubiera sentido ese olor a bresno que emanaba de su piel, y la forma en que ese día lucía un hermoso vestido verde musgo que lo había dejado embelesado en un primer instante impidiendole pensar con claridad.

Posiblemente si hubiera estado más atento, hubiera notado el leve rubor que teñía sus mejillas.
Si lo hubiera pensado aunque sea por un segundo, habría notado algo extraño el que se retorciera las manos mientras le preguntaba si quería dar un paseo.

Hubiera percibido su incansable manera de sostener ese mechón rebelde que caía sobre su cara, el modo semi-tenso en el que andaba y esa suave forma de mover las caderas que le había desorbitado desde el principio.

Si hubiera usado su cerebro al menos un momento, quizás ella no le hubiera robado ese dulce beso, que le hizo acelerar su corazón unas cuantas millas por hora.
Menos malque ese día se había portado como un completo idiota.

Somos berundelinos...

Porque amamos leer
Y no podriamos despegarnos de las paginas de un libro
Porque añoramos la magia
Y vivimos en un mundo de en sueño
Somos berundelinos
En alma y mente